-por Graciela Abelin-Sas, M.D.
En el curso de mi trabajo me he encontrado frecuentemente con hombres y mujeres que, si bien legalmente serían considerados ciudadanos altamente responsables son, sin embargo, incapaces de asumir responsabilidad sobre las posibles consecuencias de sus actos en la cotidianeidad relacional. Aún más, si a través del subterfugio de la dramatización fueran testigos de la imitación de sus propios actos, los juzgarían severamente, sin reconocimiento de pertenencia. Sabemos que para muchos de nosotros el conocimiento de cómo actuamos, los valores que adoptamos, y las razones que sostienen actos y valores se mantienen no pensados, no articulados y por lo tanto velados. leer más>
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